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Cansancio postvacacional o por qué regresas más cansado de las vacaciones

Se acabaron las vacaciones y seguro que has aprovechado el tiempo con planes con amigos, actividades deportivas, comidas y cenas en familia, excursiones, reformas o te has hecho cargo de todo lo que tenías pendiente. De vuelta a casa toca regresar a la rutina, las obligaciones y las prisas diarias. Sería lógico pensar que llegamos con las pilas cargadas, descansados y con mucha energía para afrontar el nuevo curso. Sin embargo, puede ocurrir que te sientas más cansado que antes de irte por el exceso de planes y actividades planificadas en el periodo estival, que muchas veces vienen acompañados de cambios en la alimentación y en rutinas del sueño. En este post queremos ayudarte a entender porque una vez terminado este periodo puedes encontrarte más cansado que antes para que puedas organizarte, hacer lo que te propongas y descansar a la vez. También te ayudaremos a que la vuelta al trabajo y las obligaciones sea lo más sencillas posible.

¿Por qué llenamos la agenda cuando estamos de vacaciones?

No existe una única causa, pero lo cierto es que cuando disponemos de tiempo, queremos dedicarlo a tareas diferentes a las que hacemos de manera rutinaria. Es sabido que “la mejor manera de descansar es cambiando de actividad”, pero no debemos llenarnos de planes que impliquen más exigencia que el propio trabajo.

Sea cual sea el tiempo del que hayamos dispuesto, las ganas de vacaciones han provocado que abramos la agenda para planificar comidas, cenas, reuniones, un curso de verano, un viaje a un sitio nuevo con muchas cosas que ver y un largo etc. La consecuencia es que hemos tenido una rutina tan estricta que apenas dejamos tiempo para el descanso personal.

Podemos decir que la ansiedad de recuperar el tiempo perdido y la necesidad de evasión de las obligaciones son las razones principales para no dejar un solo segundo a la inactividad.

¿Cómo nos afecta psicológica y físicamente la vuelta de vacaciones?

Por todo ello, cuando regresamos a la “normalidad” podemos sentirnos cansados, lo cual repercute tanto en el estado mental como físico. Desde el punto de vista psicológico puede aparecer una sensación de frustración por haber querido llegar a todo y no poder. Es decir, tener la sensación de no haber aprovechado al máximo el tiempo y de que éste ha durado demasiado poco. También puede ocurrir que no hayas sido capaz de desconectar por tener mucha carga de trabajo en tu periodo laboral. Así que aún en vacaciones, el teléfono móvil ha seguido en primer plano y las pantallas de ordenador han permanecido activas.

A nivel físico se puede notar más cansancio ya que, en ocasiones, se ha pasado de tener una vida sedentaria a una rutina demasiado activa. Además, hay que tener en cuenta que la falta de entrenamiento puede dar lugar a lesiones siendo las más comunes sobrecargas o roturas fibrilares.

El ser humano es un animal de costumbres y cuando las variamos nos cuesta más relajarnos e incluso dormir. Esto afecta a la salud y la acumulación de este cansancio provoca que cuando las vacaciones llegan a su fin, necesitemos otras.

El sueño y las vacaciones

En el verano ha tenido lugar una modificación de los hábitos que se pueden resumir en los siguientes:

  • Cambio de horario de acostarse y levantarse
  • Modificación del lugar de vacaciones
  • Cambios en las comidas: consumo de cafeína, nicotina y alcohol
  • Excesiva activación diaria

Todo esto puede provocar que el sueño no sea reparador. Si esto sucede un día aislado el organismo es capaz de compensarlo. Sin embargo, si se prolonga en el tiempo, puede repercutir en la posterior vigilia de la persona. Entre otras cosas puede ser causa de:

  • Alteraciones cognitivas leves en tareas de atención complejas.
  • Alteraciones en el proceso de consolidación de la memoria que tienen lugar durante el sueño.
  • Cansancio o problemas en el estado anímico.

Durante las vacaciones existe una tendencia a trasnochar que, como hemos dicho, se compensa con el sueño diurno, pero cuando se terminan, es necesario recuperar los hábitos para dormir un número de horas adecuado y que estas tengan lugar durante la noche para que así se logre un descanso óptimo.

De vuelta a la rutina

  • Dedica tiempo a organizarte de nuevo.
  • Intenta mantener orden en las comidas respetando unos horarios más o menos establecidos. No abuses de las comidas pesadas, ni de las cenas muy tarde.
  • Realiza actividades físicas que no impliquen un esfuerzo al que no estés acostumbrado. Ve de menos a más para evitar lesiones y distáncialas del momento de irte a dormir para que no supongan un impedimento.
  • Mantén un buen horario de sueño: Una rutina a la hora de acostarse te ayudará a recuperar la energía consumida durante el día y hará que conserves los hábitos adquiridos durante el resto del año.
  • Recuerda que la oscuridad es importante para la secreción de melatonina, importante para conciliar un sueño reparador y de calidad. Por ello hay que respetar el ciclo luz-oscuridad y evitar trasnochar demasiado. De esa forma se consiguen unos niveles de melatonina adecuados al llegar la noche que ayuda a que se respeten los ciclos del sueño y por consiguiente un buen descanso. Además de seguir esta recomendación, podemos usar preparados a base de esta sustancia, que administrada por vía oral puede ayudar a regular las etapas del sueño y recuperar los buenos hábitos adquiridos durante todo el año.

Si los consejos dados hasta ahora no son suficientes también se puede recurrir a medicamentos cuya composición contengan doxilamina que es efectiva en la reducción del tiempo de inicio del sueño, así como en incrementar la profundidad y duración del mismo.

Si por algún motivo no has conseguido el objetivo de descansar en el periodo vacacional, piensa que la rutina de tu hogar y regresar a las buenas costumbres son claves para recuperar buenos hábitos de alimentación y de sueño. Esto es muy importante para comenzar el trabajo y hacer frente a las obligaciones de mejor humor y más animado.

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BIBLIOGRAFÍA

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