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MELATONINA Y EDAD: ¿CÓMO EVOLUCIONA LA SECRECIÓN DE MELATONINA A LO LARGO DE LA VIDA?

La melatonina es una hormona descubierta a mediados del siglo pasado por el dermatólogo estadounidense Aaron Lernes, a consecuencia de una investigación que estaba realizando sobre el vitíligo. 

Desde entonces, las investigaciones realizadas sobre la melatonina han sido múltiples y variadas y hoy en día conocemos mucha más información sobre la comúnmente conocida como hormona del sueño.

¿Qué es la melatonina? 

La melatonina es una hormona que se produce mayoritariamente en la glándula pineal, aunque también se produce en otras zonas como el aparato gastrointestinal, los linfocitos, la retina, la médula ósea y la piel. 

Una vez producida, ésta se distribuye por todo el organismo influyendo en la mayoría de órganos del cuerpo. 

Aun así, entre sus principales funciones está la de facilitar el inicio del sueño regulando el ritmo vigilia-sueño. De ahí que sea conocida como la hormona del sueño. 

Pero, además, también desempeña otras funciones como intervenir en la regulación de la inmunidad, regular la acidez del tracto intestinal, ejercer una acción protectora ósea, regular la tensión arterial…Todo un abanico de acciones fisiológicas fundamentales para nuestro organismo. 

Sin embargo, la secreción de esta hormona varía a lo largo de nuestra vida. Veamos cómo.

Secreción de melatonina y edad

A lo largo de la vida de una persona la secreción de melatonina experimenta una serie de cambios.

Durante los primeros meses de vida de un bebé, los niveles de melatonina durante la noche son bajos pero, a partir de 1 a 3 años de edad, esta hormona alcanza sus valores más altos. 

En adelante se experimenta una caída en picado del 80% (entre los 15 y los 20 años de edad). A partir de entonces, los niveles continúan disminuyendo de una manera más moderada, hasta los 70 o 90 años. 

Este descenso en la producción de melatonina a medida que avanza el proceso de envejecimiento, ha llevado a muchos investigadores a estudiar su idoneidad como sustancia capaz de retrasar este proceso, o paliar sus consecuencias negativas.

Pero más allá de estas investigaciones, lo que sí está claro es que este descenso en la secreción de melatonina afecta a funciones fundamentales como la del sueño. Y es que a medida que se envejece, es habitual que se presenten más dificultades para conciliar el sueño, se produzcan despertares durante la noche con más frecuencia, se acorte el tiempo total de permanecer dormido…

La razón la podríamos encontrar en los resultados de determinados estudios, llevados a cabo entre jóvenes y ancianos, que han puesto de relieve que en las personas mayores la secreción de melatonina se adelanta con respecto a las más jóvenes y, además, presentan un descenso rápido del nivel del pico nocturno de melatonina, es decir, la secreción de melatonina nocturna tiene una duración menor en las personas mayores. 

Impacto de la secreción de melatonina en el sueño

Para entender el impacto de esta hormona en el sueño es importante aludir al concepto de ritmos circadianos.

Éstos son cambios físicos, mentales y de comportamiento que se producen de manera cíclica, cada 24 horas, y entre ellos destaca el ritmo circadiano del sueño. 

Sobre éste, la melatonina ejerce un papel fundamental ya que al oscurecer, nuestro cuerpo segrega esta hormona produciéndose una sensación de somnolencia y aumentando la necesidad de conciliar el sueño.

Con la exposición a la luz solar, los niveles de melatonina caen, favoreciendo el despertar. Hacia el mediodía, los niveles de melatonina vuelven a aumentar lo que puede provocar de nuevo somnolencia.

Cualquier alteración sobre este ciclo puede romper el equilibrio. De ahí que sea importante que se adquiera cuanto antes una buena higiene del sueño para que, a medida que se envejezca, se tengan incorporados unos buenos hábitos con relación al sueño.

Medidas como no tomar sustancias excitantes especialmente durante las últimas horas del día; cenar ligero y esperar una o dos horas para acostarse; realizar ejercicio físico evitando hacerlo a última hora del día; evitar siestas prolongadas de más de 30 minutos; y mantener horarios regulares, acostándose y levantándose siempre a la misma hora, pueden resultar de gran ayuda.

Además, y en aquellos casos en los que se produzca menos melatonina por causa de la edad, como en edades tempranas y avanzadas, también puede ser recomendable hacer uso de complementos alimenticios que contengan melatonina. En comprimidos o en formato gotas, éstos favorecen la conciliación del sueño. 

Por su parte, los complementos alimenticios de liberación controlada que además de incorporar melatonina incluyen valeriana, pasiflora, triptófano y melisa en su composición, favorecen un sueño reparador.

Todos ellos se encuentran disponibles en la farmacia, donde podrás consultar con el profesional sanitario las opciones recomendadas para cada rango de edad.

BIBLIOGRAFÍA

  1. USO DE MELATONINA ORAL EN LA EDAD PEDIATRICA. AEPED. [Internet] 2024 [Consultado el 20/03/2024] Disponible en: https://www.aeped.es/sites/default/files/melatonina_en_la_edad_pediatrica_informe.pdf
  2. B. Díaz López. Universidad de Oviedo. Acción de la melatonina en el proceso de envejecimiento. Elsevier. [Internet] 2001 [Consultado el 20/03/2024] Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-revista-espanola-geriatria-gerontologia-124-pdf-S0211139X01747336