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¿QUÉ TIPOS DE INSOMNIO EXISTEN?

Todas las personas, en mayor o menor medida, atraviesan periodos en los que descansan peor. Dificultades para conciliar el sueño, despertarse antes de que suene la alarma del despertador, interrupciones del descanso o sentir agotamiento por no haber dormido lo suficiente son situaciones que se suelen experimentar de manera frecuente a lo largo de la vida.

Pero, ¿se puede hablar de insomnio cuando nos referimos a ellas?

Es importante conocer el problema al que nos enfrentamos para poder dar con la mejor solución.

Por ello, con el objetivo de arrojar luz, veamos qué es el insomnio y los diferentes tipos que pueden darse.

¿Qué es el insomnio?

La mayor parte de las personas asocian el insomnio con la incapacidad para conciliar el sueño o quedarse dormido pero, al margen de la creencia popular, conviene saber que este trastorno del sueño abarca mucho más.

También hablamos de insomnio cuando somos incapaces de mantener el sueño a lo largo de la noche, o cuando tenemos la sensación de no haber obtenido un descanso reparador, influyendo negativamente en el rendimiento diario. 

En este sentido, es importante no confundir el insomnio y los tipos de insomnio, tal y como se detallarán a continuación, con otras situaciones como por ejemplo los momentos de privación o falta de sueño voluntaria o impuesta.

Tipos de insomnio

Existen diversas clasificaciones para este trastorno pero, en términos generales,los tipos de insomnio se suelen clasificar en función de las causas que lo provocan (etiología), el momento de la noche en que se produce y su duración. 

Clasificación etiológica:

  • Insomnio primario: sus causas no están claramente identificadas ni tampoco se asocia a ningún otro cuadro clínico. Normalmente se relaciona con ciertos rasgos de personalidad y con estilos de gestionar o afrontar determinadas situaciones.
  • Insomnio secundario o comórbido: se produce como síntoma o efecto secundario de algún otro problema, como por ejemplo alguna enfermedad o trastorno.

Clasificación en función del momento de la noche en que se produce:

  • Insomnio de conciliación: como su propio nombre indica, es aquel en el que se producen dificultades para conciliar el sueño, es decir, para quedarse dormido. Suele ser más frecuente en personas jóvenes y normalmente está ligado a problemas médicos, consumo de fármacos o estados de ansiedad.
  • Insomnio de mantenimiento: a diferencia del anterior, en este caso las dificultades se presentan a la hora de mantener el sueño, apareciendo interrupciones frecuentes del mismo o momentos de vigilia. Suele estar relacionado con el envejecimiento y los problemas médicos y psíquicos propios de esta etapa.
  • Despertar precoz : aquel en el que se produce un pronto despertar (dos horas como mínimo antes de lo previsto), siendo imposible volver a conciliar el sueño.

Clasificación en función de la duración:

  • Insomnio de tipo transitorio: su duración es inferior a una semana y se trata del tipo de insomnio más frecuente. Entre las causas que lo desencadenan encontramos las situaciones de estrés. Una vez superadas, el sueño normalmente vuelve a la normalidad.
  • Insomnio de corta duración o agudo: su duración oscila entre una y cuatro semanas. Los factores estresantes también son desencadenantes en este caso pero, a diferencia del anterior, éstos son más duraderos en el tiempo.
  • Insomnio crónico: su duración es superior a las cuatro semanas. En cuanto a las causas, puede no haber razones subyacentes evidentes que lo expliquen aunque también puede deberse a enfermedades físicas o psíquicas.

¿Cómo combatir el insomnio?

Ante la sospecha de padecer insomnio, la consulta al profesional sanitario será imprescindible para determinar el tipo y gravedad del trastorno.

No obstante, es conveniente destacar que un tercio de la población adulta padecerá insomnio a lo largo de su vida, aunque en la mitad de los casos éste será de tipo transitorio. 

Para estos casos, es recomendable poner en práctica una serie de pautas que contribuyan a minimizar o incluso solucionar el problema: 

  • Evita las siestas durante el día, sobre todo tras una noche en la que no se haya podido dormir de forma óptima.
  • Evita la ingesta excesiva de líquidos, sustancias estimulantes y comidas pesadas previo al momento de descanso.
  • Mantén un horario regular de sueño y sé constante a lo largo de todo el año.
  • Diseña tu propio ritual de relajación antes de acostarte y ponlo en práctica todos los días.
  • Si en 30 o 45 minutos no has conseguido conciliar el sueño, es recomendable abandonar la habitación y llevar a cabo alguna actividad relajante y monótona que induzca al sueño.

En caso de ser necesario, también es posible recurrir a medicamentos, avalados por las autoridades sanitarias, que permitan reducir el tiempo de inicio del sueño, e incrementar su profundidad y duración como aquellos compuestos por doxilamina.

Se dispensan en las farmacias y es el profesional sanitario quien mejor te podrá aconsejar sobre su uso ya que éste, no debe prolongarse más de 7 días sin contar con prescripción médica.

BIBLIOGRAFÍA

  1. F. López de Castro, O. Fernández Rodríguez, M.A. Mareque Ortega, L. Fernández Agüero. Abordaje terapéutico del insomnio. Revista Medicina de Familia, SEMERGEN. [Internet] 2012 [Consultado el 21/06/2022] Disponible: https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-familia-semergen-40-articulo-abordaje-terapeutico-del-insomnio-S1138359311004461
  2. Guía de Práctica Clínica para el Manejo de Pacientes con Insomnio en Atención Primaria. Guías de práctica clínica en el SNS, Ministerio de Sanidad y Política Social. [Internet] 2010 [Consultado el 21/06/2022] Disponible: https://portal.guiasalud.es/wp-content/uploads/2018/12/GPC_465_Insomnio_Lain_Entr_compl.pdf
  3. Insomnio, Pautas de Acción y Seguimiento. [Internet] 2015 [Consultado el 21/06/2022] Disponible: https://www.ses.org.es/docs/guia-de-insomnio-2016.pdf